sábado, 18 de julio de 2015

GRANDIOSO AMOR


( La historia en cinco minutos de Rufina y David.)
Margoth Pérez A.
Se han ido haciendo lentos sus pasos, el tiempo se ha venido encargando poco a poco de sus cuerpos, sin poder detenerlo.
Ella con su costal al hombro. Qué contendrá? Acaso, las ilusiones perdidas? O amores del pasado? O quizás sus sueños?
Él, encorvado, los años han llegado duro, dice, han sido años de brega, cargados de sol y de brisa, de inclementes aguaceros y fríos decembrinos.
Sabe doña? Me dice, con esa vocesita apenas audible, para no despertar a su mujer quien duerme plácidamente, tendida en el piso; Usted es la que nos va a hacer un poema verdá? Ya me acordé. Usté va a leernos porque nosotros no sabemos.
Si, le respondí, claro que les haré un poema y también se los leeré, es una promesa.
Apenas y sonríe, le acomoda un poco la cobija a su mujer porque ha empezado a hacer frío.
Ya los años pesan me repite, y los huesos duelen, así como el dolor del frío.
Sonrío, no quiero interrumpirle, es grato escucharle, contrario a los transeúntes que pasan sacándoles el quite.
Tal vez cuando me encuentren sola por la calle, también me mirarán con el mismo recelo que ahora lo hacen.
Vamos a cumplir 28 años juntos, me cuenta, el 3 de julio estaremos de... De que doñita? Nada respondo, lo dejo que divague un poco y piense en lo que quiere decirme.
Ah ya, me dice, Aniversario, aniversario, si, doñita, 28 años de estar juntos.
Guaoooooooo, le he respondido, 28 años? Una vida entera.
Sonríe mientras expulsa una bocanada de humo.
Ha estado fumando un cigarro y en sus manos mugrientas, con unas uñas extremadamente largas, conserva el mismo tarro que me enseñó hace unos días para que le trajera un café.
La lluvia ha empapado las calles, la gente corre a resguardarse, otros pasan presurosos con sus sombrillas abiertas y nosotros...
Nosotros seguimos charlando, Su mujer no se ha percatado ni siquiera de mi presencia, sigue durmiendo como una morsa, jajajaja, me río para mí.
Yo la rescaté del catatumbo, me ha contado, cuando sus padres la dejaron abandonada por allá, sabe?
A mi me dio pesar y me la traje a vivir en un lugarsito que me había dejado buenamente don Luciano Luna, ya murió, el pobrecito.
Allí teníamos un techito y el café de la mañana me decía.
Supe que la conversación se iría un poco larga, así que busqué acomodo recostándome a la pared, mientras él, como jugando a las bolitas de cristal, lanzó la colilla de cigarrillo a cualquier lugar.
Gracias le dije.
Porque? Me preguntó.
Por hablar conmigo, le he respondido.
Volvió a sonreír y su sonrisa fue hermosamente tierna, de esas sonrisas que te traspasan el alma.
Dónde tenían el ranchito y que pasó con él? Pregunté.
Ah doñita, me dijo, con su característica ternura, tuvimos que salirnos de ahí a la muerte de don Luciano Luna. Sus tres hijos, tres hijos tenía don Luciano, me ha dicho. Lo conoció usted?
Le dije que no, y sin tomar en cuenta mi respuesta continuó... Ellos se iban a repartir la herencia, buena herencia, la que había conseguido don Luciano Luna con su trabajo en esa bomba en la Primavera, o en las Llanadas, no me acuerdo, dijo. Ahí en el garaje vivimos nojotros como diez años, bien vivios. Sonrió de nuevo, mientras volvía a acomodarle la ruana a su mujer.
Tuvieron hijos, le pregunté. NOOOOOO, me respondió, Dios sabe como hace las cosas, pobres pegoticos, dijo, y guardó silencio, un silencio que entendí, significaba, o el término de nuestra conversación o la remembranza de sueños ya perdidos.
Cesó la lluvia tan de repente como había comenzado, la gente caminaba mas despacio, y podían mirarnos con mayor detenimiento. Jajajaj, reí de nuevo para mí, que curioso, la gente presta mas atención a las personas que parecen extrañas que a sus propios hijos, que piden a gritos un poco de atención. Prestan mas tiempo a las cosas sin importancia que a un turpial, mientras alimenta a sus polluelos.
Curioso, verdad? Pensé mientras observaba las manos de mi estimado David Reyes y a la durmiente Rufina Ramírez.
Nos tomamos un café?, le pregunté.
Sonriendo me dijo, pero con leche y no se olvide que Rufi toma es Te en leche.
Mientras cruzaba la calle en busca del pedido, sonreía.
QUÉ GRANDIOSO ES ESE AMOR, !CARAJO!
Foto de Margoth Perez Arias.Foto de Margoth Perez Arias.

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